Miradas al Sur dialogó con Carlos Tomada. Una radiografía de la labor del Ministerio de Trabajo. “Tenemos una estructura laboral muy sólida, donde los niveles de desocupación están muy lejanos de los que supimos conocer en otros tiempos. El nivel de despidos a agosto de este año fue inferior al nivel de despidos de agosto del 2012 y de agosto del 2013”.
–En el ’76, buena parte de los matriceros y soldadores de la industria siderometalúrgica y mecánica tenían ofertas para ir a Australia, Venezuela y Brasil.
–Todo el proceso de desguace de las empresas públicas de la época de Martínez de Hoz arrasó con ingenieros en energía eléctrica, en teléfonos. Las grandes empresas del Estado eran enormes formadoras de mano de obra de alta calificación para su tiempo. Eso es lo que nosotros nos encontramos y esto es de lo que no se habla. Por ejemplo, que se llevó a cabo el Primer Consejo Nacional de Formación Continua, que intenta visibilizar lo que hemos hecho en todos estos años.
–Participan empresarios, trabajadores y los ministerios de Economía y de Trabajo.
–En cada uno de los sectores se reúnen empresarios, trabajadores y el Estado para determinar las demandas, la ubicación geográfica de esas demandas, y cómo intervenir con programas y políticas de capacitación según las necesidades de unas u otras. En ese marco también se definieron cuatro o cinco actividades estratégicas con las cuales venimos ya firmando el segundo plan trienal, con una muy fuerte inversión del Estado. No ha habido gobierno que haya invertido en capacitación como este gobierno.
–Hoy la industria de la construcción y la industria requieren niveles de calificación muy altos.
–En el año 2003 teníamos que capacitar a trabajadores con 10 años de desocupación, a los que les teníamos que enseñar a caminar adentro de una obra. Hoy, en cambio, es cada vez más sofisticada la capacitación que tenemos que dar. Por eso tuvimos que fortalecer casi 900 centros de formación profesional a lo largo y a lo ancho del país.
–Cuando establecen los convenios con las oficinas de empleo de los municipios, ¿estos centros de formación van por ese mismo carril o van por cuerdas separadas?
–Hay de distintos tipos, nosotros atacamos este tema desde los centros de formación que tienen en forma conjunta empresarios y sindicatos, o en los centros de formación que tienen solamente los sindicatos. Entramos también por el lado de las escuelas técnicas y también por actividades de formación en los municipios, o las organizaciones sociales, a las que también hemos incorporado a este proceso de formación. Tenemos que cerrar una brecha muy grande que se abrió en esos treinta años.
–En la página del Ministerio de Trabajo ofrecen contactarse con las oficinas de desempleo y cetros de formación. ¿Qué grados de respuesta han tenido? ¿Qué encadenamiento tienen ustedes de esos centros con sus oficinas de municipales, otros ministerios y sindicatos?
–La Argentina era uno de los pocos países que no tenía un servicio general de empleo. Hemos visto que en las fotos sobre el desempleo europeo siempre, atrás, dice Oficina de Empleo, y esto mismo se reproduce en otros países de la región, de Latinoamérica. Argentina recién empezó a tener una red de oficinas de empleo hace ocho años, y ha ido creciendo y fortaleciéndose en varios sentidos. Ya son más de 600 oficinas de empleo en el país, aproximadamente cubrimos el 80% de la población económicamente activa, con un sistema informático que se ha ido fortaleciendo y ampliando al calor de la demanda. Pero también hemos tenido un crecimiento institucional progresivo, y tenemos un vínculo armado y sostenido, que estamos poniendo ahora en una nueva fase de actualización, a raíz de la puesta en marcha de este programa para los jóvenes Progresar, que certifica su aprendizaje y con eso accede por ejemplo a un entrenamiento laboral en una empresa durante cuatro, cinco o hasta seis meses.
–¿Cómo se financia la capacitación dentro de la empresa?
–Lo financia el Ministerio de Trabajo con recursos que provienen del Fondo de empleo. Subsidiamos el entrenamiento de ese joven con dos mil pesos mensuales, y luego de ese aprendizaje de seis meses puede insertarse laboralmente en esa misma empresa o volver al mercado de trabajo. Un joven con un certificado de aprendizaje del conocimiento, de algún oficio, más un certificado de que ha pasado por una experiencia laboral, rompe definitivamente la discriminación en el mercado de trabajo.
–¿Lo hacen en acuerdo con los sindicatos?
–En algunos casos sí. Son nuestros socios estratégicos.
–No son tomadas como pasantías remunerativas, entonces.
–Nos hemos ocupado de eso especialmente, para salirnos del uso de las pasantías como fraude laboral; digamos. Cuidamos especialmente que esto sea solamente una adquisición de experiencia, de una certificación que luego le permita insertarse laboralmente.
–Hace unos años, en la UTN de Avellaneda, tenían que reforzar una beca para los estudiantes de los últimos años de carreras de ingeniería porque se los llevaban las empresas.
–Eso sigue pasando, sobre todo en el área de las actividades más duras y en el área de sistemas informáticos. Por eso con el área de sistemas informáticos hemos hecho muy buena alianza con la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi).
–Hagamos un poco de diagnóstico. Usted ha dado cifras de suspensiones y desempleo, y hay previsiones del Fondo Monetario que no son para nada favorables. Veamos qué hay de eso. Veamos varios temas: juventud, fraude laboral y trabajo no registrado.
–En el tema juventud nosotros veníamos trabajando ya desde el 2008. La Presidenta había lanzado un programa que se llamaba “Más y mejor trabajo para los jóvenes”, donde facilitábamos la inserción laboral de los jóvenes de entre 18 y 24 años. Qué quiero decir con facilitábamos: generábamos una política de formación que tenía sobre todo un contenido de socialización. Usted sabe que el proceso es de doble vía, es decir, cuando aparece el interés por el trabajo también aparece el interés por la formación. Y la Presidenta este año ha lanzado el Progresar, el programa que tiende a generar un estímulo a los jóvenes para que se capaciten y de esa manera poder insertarse laboralmente.
–¿Cómo está Argentina hoy en materia de suspensiones, despidos y desempleo?
–Hoy el empleo formal en la Argentina está contado uno por uno según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que registra la declaración de cuantos trabajadores tiene una empresa, con nombre y apellido. En marzo estaba en nueve millones y medio. Hoy está en, aproximadamente, 9.480.000. Entonces cuando yo digo que el empleo está estable en general, estoy diciendo esto, aunque no desconozco que están ocurriendo otras cosas. En los últimos años venimos transitando, y al día de hoy, niveles de desocupación que oscilan entre el 6,5 y el 7,5% ¿Subió la desocupación? Sí, subió, 0,3% digamos, en un año, entonces, lo que estoy diciendo es que la Argentina ha alcanzado una estructura ocupacional muy sólida a lo largo de estos años. ¿Eso quiere decir que no pasa nada? No, quiere decir que tenemos una estructura laboral muy sólida donde los niveles de desocupación están lejanos, muy lejanos de los que supimos conocer en otros tiempos. El nivel de despidos a agosto de este año fue inferior al nivel de despidos de agosto del 2012 y de agosto del 2013.
–¿Del 75%?
–75%, 80%, según los momentos y los sectores. Por ejemplo se suspenden dos días a la semana, se suspende una semana y el resto del mes se trabaja. Cuando se habla de miles de suspensiones no son obreros suspendidos o trabajadores suspendidos durante todo el mes, podrá haber algunas circunstancias pero le aseguro que son las menos. Yo quiero decir esto porque es muy banal poner carteles de escándalo, tapas de diarios catastróficas llevando temor e incertidumbre en un tema que es muy delicado. Para no detenernos tanto en un número más, un número menos, digamos que hay un escenario todavía de empleo, de una estructura más o menos estable, con la aparición de algunos sectores concretos, específicos, donde hay afectación del empleo, y esta afectación pasa más por suspensiones que por despidos. La característica actual del empleo registrado es que los empresarios no contratan mano de obra nueva. Digamos que por ese lado viene una cierta retracción de un empleo, pero insisto, desde una mirada más prometedora está la idea de que no hay despidos colectivos, no hay cierre masivo, no hay ese tipo de situaciones más propias del 2008, 2009, estamos muy lejos de la situación del 2009. ¿Estamos preocupados por el empleo? Sí, estamos preocupados por el empleo. Este gobierno está siempre preocupado por el empleo, así que no sería ni siquiera una novedad
–Una última pregunta tendría que ser el grado de credibilidad que tienen las previsiones de organismos internacionales anunciando citas de desocupación de 2 puntos o 2 puntos y medio más de lo que hay ahora.
–En el día de ayer salió en los diarios opositores el informe del Fondo Monetario Internacional donde hacía pronósticos sobre el empleo y nos auguraba un mundo horrible. Supongo eso debe tener que ver con que todas las proyecciones que hace el FMI las hace a partir de la implementación de las políticas que ellos recomiendan y sugieren, y me temo que por eso les dan mal, y les van a seguir dando mal. Esas mismas proyecciones del FMI fueron las que auguraban en el 2003 que la Argentina iba a tardar aproximadamente entre 8 y 10 años en bajar la desocupación a un dígito. Afortunadamente Néstor Kirchner no tenía vocación por seguir las políticas del FMI, más aún, generó el proceso de desendeudamiento y de ruptura de esa dependencia con el FMI, implementó otras políticas y a los cuatro años, o sea a la mitad del tiempo, ya habíamos bajado la desocupación a un dígito. Así que mi expectativa sobre las predicciones del FMI son bajas. Ahora, curiosamente ese mismo día se publica, se difunde un libro que es un informe muy detallado sobre los mercados de trabajo en el G20, Perspectiva, desafío y respuestas de política; ¿qué dice ese informe que no publicó ninguno de los medios opositores? Que valía la pena destacar la propuesta del gobierno argentino para reducir la informalidad laboral, la mejora en los salarios y la cobertura en lo social. Que Argentina y otros cuatro países aplicaron una serie de políticas de impulso a los salarios a través del salario mínimo y las negociaciones colectivas para rebalancear sus fuentes de crecimiento hacia más consumo y reducir la inequidad y la pobreza entre los trabajadores. Además ponderaron la notable expansión en el gasto en protección social que tuvo lugar en Argentina, China, Indonesia, a través del sistema previsional y los programas de transferencia de ingresos. ¿Quiénes son los autores de este libro? El Banco Mundial, la Organización por la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), esto no lo publicó nadie, solamente un diario que no leen muchos.
–¿En qué sectores, aparte del automotor, se detectan problemas?
–No hay un sector tan importante como el automotor. Algunas cuestiones son más puntuales, el sector salud por ejemplo es un sector que está afectado. Después los casos puntuales tienen que ver con situaciones muy particulares, como puede ser la decisión de Chile de suspender por ahora la construcción del paso de Pascua Lama, eso… y la actividad minera en esa zona por un problema con la justicia minera y los pueblos originarios, lo que afectó a casi diez mil trabajadores en San Juan, pero que ya se han ido recolocando. Algunas economías regionales han estado impactadas, producto de una gran helada que los agarró justo en el momento que están empezando a madurar y afectó mucho la industria vitivinícola. De todo el sector frutihortícola en todo Cuyo, y Cuyo es Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza han estado bastante perjudicadas.
–Con respecto a la construcción, ¿cuál es el panorama?
–La construcción estuvo afectada y hoy ya está recuperando los niveles tanto en términos de actividad, prácticamente los tres últimos meses la actividad ha vuelto a crecer, como en niveles de empleo. Todavía no ha llegado a los niveles que supo tener en el 2010, 2011, pero le falta poco.
–Usted ha dicho que el 75% de creación de puestos de trabajo fue en el sector privado. ¿Se concentró en pymes o grandes empresas?
–El sector más dinámico a la hora de la creación de empleo fue la pequeña empresa, en todos los rubros. Hablábamos recién de la construcción, allí también fue en el sector de la pequeña empresa. Por eso nosotros hemos lanzado la nueva ley de combate al trabajo no registrado, porque hemos hecho un diagnóstico en donde hemos detectado que hay mucho trabajo no registrado en empresas formales, en empresa medianas y grandes. Esto implica un desafío ¿en qué sentido?, en el sentido del control y la visibilización de las empresas que siguen insistiendo en el tema del trabajo no registrado cuando son empresas formales. Por eso todos los meses vamos a publicar el listado de las empresas que no cumplen con sus obligaciones laborales, pero además van a ser sujetas a la perdida de subsidios o beneficios, incluso no podrán participar de licitaciones del Estado.
–En el sector agro hay una gran cantidad de empleo en negro. ¿Tal vez hay algo estructural, es la idiosincrasia nacional o la falta de controles?
–No voy a negar el factor cultural, pero a esta altura del siglo XXI y después de 10 años, está claro que nosotros no queremos una sociedad con trabajo no registrado. Entonces, en el campo tampoco. No hay un mandato ancestral que dice “trabajá explotado”. Lo que quiero señalar es que para nosotros la inspección y la fiscalización en el sector rural es un combate que no vamos a declinar a pesar de que es el más riesgoso, porque los inspectores son amenazados, las camionetas son dadas vuelta, el uso de la fuerza pública para poder entrar a hacer una inspección es cotidiano en los sectores de fincas en el gran norte argentino, en cualquiera de las provincias, es un dato de la realidad.
–¿Cuentan con apoyo de los sindicatos en el combate al trabajo informal?
–En los sectores industriales y comerciales si, cada vez más, yo diría que hay un crecimiento, un desarrollo de un mayor compromiso por parte de los sindicatos. La protección al delegado sindical entre otras cosas es para eso, para que pueda denunciar.
–Se puede encontrar también complicidad de sindicatos con empresas tercerizadas o sectores empresariales.
–Si, algunas han tomado estado público, pero digamos que prefiero quedarme con la posibilidad de trabajar conjuntamente con los sindicatos. En el terreno rural, en el campo rural es diferente, una situación que se sostenía en que la institución encargada de la fiscalización del trabajo rural era compartida por los empresarios y el sindicato, y eso tiene un mal destino.
–Por último, el impuesto a las ganancias en los haberes ¿es un tema cerrado?
–Por el momento es un tema que está cerrado, que puede revisarse en algún momento. La Presidenta ha hablado sobre las escalas, pero este no es el momento; hoy es un tiempo donde los recursos son absolutamente necesarios para sostener las políticas activas. Se trata de una cierta redistribución, y si queremos tener el Progresar necesitamos mantener el impuesto a las ganancias. ¿Que esto no tiene por qué ser indefinido? Eso también es cierto. ¿Que hay algunas injusticias en el tema de las escalas? Puede ser algo revisable, pero hoy la prioridad es mantener el empleo, defender los puestos de trabajo, facilitar la incursión laboral de los jóvenes y sostener el crecimiento del empleo registrado, entonces, esto implica una redistribución también en el sentido de las asignaciones.
Fuente ANB – Bariloche
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