Independientemente de tu edad, tu entorno y/o tus logros, es probable que hayas fantaseado con la posibilidad de una nueva carrera en algún momento de tu vida, y los que no lo han hecho son la excepción.
LinkedIn informa que, de sus 313 millones de miembros, el 25% son personas que buscan empleo de manera activa, mientras que el 60% puede considerarse solicitantes de empleo pasivos, personas que no están (en forma proactiva) en busca de un nuevo puesto de trabajo, pero dispuestos a considerar oportunidades. Además, ha habido un aumento constante de trabajadores autónomos y temporales en las últimas dos décadas. Esto es cierto incluso en las economías ricas con bajas tasas de desempleo, como los EE.UU. y Reino Unido, en parte debido a la glorificación del espíritu empresarial ó entrepreneurship, el aumento de la economía del compartir o “sharing economy”, y la ubicuidad de la gestión incompetente, lo que hace que la perspectiva de no tener un jefe sea fascinante.
Sin embargo, al mismo tiempo, los seres humanos son programados naturalmente para temer y evitar el cambio, incluso cuando estamos decididamente descontentos con nuestra situación actual. De hecho, los meta-análisis muestran que la gente a menudo se quedan en el trabajo a pesar de tener actitudes negativas, bajo nivel de participación, y no identificarse con la cultura de la organización. Y, ya que los cambios de carrera a menudo se rigen por factores emocionales en lugar de racionales, a menudo terminan decepcionándose. Así que al final, hay algo reconfortante en la previsibilidad de la vida: nos hace sentir seguros. Como el filósofo danés Søren Kierkegaard observó: “La ansiedad es el vértigo de la libertad.”
La incapacidad de tomar una decisión es en sí mismo algo que provoca ansiedad, ya que aumenta la incertidumbre sobre el futuro. Además, la mayoría de nosotros, incluso la generación del milenio, valoran la estabilidad laboral a largo plazo, no sólo en sí mismos, sino también en los demás. Como era de esperar, la OECD considera a la seguridad laboral como un componente clave de la calidad de vida, mientras que algunos estudios académicos señalan que la inseguridad laboral es una de las principales causas de estrés psicológico.
Todo esto explica por qué es tan difícil dejar un trabajo, no importa lo aburrido o monótono que pueda ser. Con el fin de ayudarte a decidir si puede ser el momento para un cambio de carrera, he aquí cinco signos críticos, basados en la investigación psicológica, de que probablemente te beneficiarías con un cambio de carrera:
- No estás aprendiendo. Los estudios han demostrado que la progresión más feliz hacia el final de la edad adulta y la vejez implica el trabajo que estimula la mente con aprendizaje continuo. Esto es especialmente importante si tienes una personalidad asociada con la curiosidad, la creatividad, el amor por el aprendizaje, y tienes una mente hambrienta.
- Estás por debajo de tu rendimiento normal. Si estás estancado, en piloto automático, y podrías hacer tu trabajo mientras está dormido, entonces estás casi seguro por debajo de tu rendimiento. Tarde o temprano, esto dañará tu CV y tu empleabilidad. Si quieres ser feliz y comprometido con el trabajo, es mejor encontrar un trabajo que te lleve a rendir al más alto nivel.
- Te sientes infravalorado. Aun cuando los empleados están contentos con su salario y perspectivas de promoción, no van a disfrutar de su trabajo, a menos que se sientan apreciados, sobre todo por parte de sus managers. Además, las personas que se sienten infravaloradas en el trabajo son más propensas al agotamiento (burnout), y a tener comportamientos contraproducentes en el trabajo, tales como ausentismo, robo y sabotaje. Y cuando el empleado en cuestión es un líder, los riesgos son mucho mayores para todos los demás, debido a su propensión a comportarse de maneras que podrían destruir la organización.
- Sólo lo haces por dinero. Aunque la gente tiende a conservar trabajos poco gratificantes principalmente por razones financieras, permanecer en un trabajo sólo por el dinero es poco gratificante en el mejor de los casos, y desmotivante en el peor. Como se señala en este post, el compromiso de los empleados es tres veces más dependientes de las recompensas intrínsecas que de las extrínsecas, y las recompensas financieras extinguen los objetivos intrínsecos (por ejemplo, el disfrute, la pura curiosidad, aprendizaje o reto personal).
- Odias a tu jefe. Como dice el refrán, la gente se une a las empresas, pero renuncian a sus jefes. Esto implica que hay un alto grado de superposición entre los empleados que no les gusta su trabajo, y los que no les gustan sus jefes. En ésta investigación, se ha encontrado que el 75% de los adultos que trabajan encuentran que la parte más estresante de su trabajo es su supervisor inmediato o gerente en línea directa. Hasta que las organizaciones hagan un mejor trabajo en la selección y el desarrollo de líderes, los empleados tendrán que bajar sus expectativas acerca del management, o seguir buscando jefes excepcionales.
Por supuesto, estas no son las únicas señales que debes tener en cuenta. Hay muchas otras razones válidas para considerar un cambio de trabajo, como los conflictos de balance del tiempo laboral y personal, las presiones económicas, reducción de personal y reubicación geográfica. Sin embargo, estas razones son más contextuales que psicológicas, y algo menos voluntarias. Por tanto, son menos influyentes que las 5 enumeradas, a la hora de tomar decisiones de este tipo.
Al final de cuentas, los problemas del mundo real tienden a carecer de una solución clara. En cambio, la respuesta correcta depende de sus consecuencias y lo contentos que estamos con el resultado, y ambos son difíciles de predecir. Como dijo Abraham Lincoln, “la mejor manera de predecir el futuro es crearlo”, por lo que, la única manera de saber si necesitas cambiar de trabajo, es lanzarse a por ello.
Fuente: Harvard Business Review