Mereces ser feliz. La Consitución de los Estados Unidos incluso lo dice: “Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. “– Thomas Jefferson
Así que, ¿qué haces cuando no eres feliz en el trabajo?
Debes sentarte y llevar a cabo una autoevaluación. Poner énfasis en la palabra “yo”. No debes realizar esta evaluación con amigos o familia. Ellos nublan tu juicio y eso sólo conseguirá dejarte aún más molesto.
Al llevar a cabo tu propia autoevaluación, debes hacerte estas tres preguntas clave:
- ¿Estoy molesto por algo temporal? Si es así, dejar pasar la tormenta.
- ¿Estoy recibiendo lo que merezco? Es importante ser humilde y honesto al pensar tu respuesta a esta pregunta. Si mereces realmente un aumento de sueldo y puedes respaldarlo con pruebas a través de un análisis de tu salario, es una cosa. Pero si sientes que mereces un aumento de sueldo debido a tus años de servicio, eso es otra cosa. Las empresas simplemente ya no funcionan de esa manera. Los aumentos se otorgan a aquellos que contribuyen a la concreción y satisfacción de las metas y objetivos de las empresas, y si sólo llevas sentado en tu silla más tiempo que otros, eso no te califica para esos aumentos.
- ¿Es posible revertir tu infelicidad o reconciliarte con tu trabajo? ¿Has tenido un conflicto laboral con tu jefe? Si es así, ¿es posible conciliar este conflicto o se ha hecho un daño irreversible que ambas partes ya no pueden remediar? Si el conflicto se puede reparar, trabajar en pro de la resolución de conflictos.
Después de haber completado tu autoevaluación, podrás preguntarte si discutir tus problemas con tu jefe van a ayudar o perjudicar tu causa.
Debe recordar que incluso si tienes una razón justa para estar molesto y triste, no significa que tu jefe quiere oír acerca de eso. También es posible que él ó ella no sea capaz de ayudarte.
Si sientes que tienes una queja que es digna de la atención de tu jefe, discútelo con él ó ella en persona. Asegúrate de no utilizar un lenguaje acusatorio, y en su lugar indicar cómo te sientes. Esto aclara el estado de ánimo y las emociones se mantienen a raya.
También debes estar preparado para proporcionar razones válidas por las que tu jefe debe trabajar activamente para hacerte feliz. Amenazar con renunciar no es una razón válida. Sin embargo, eso no significa que no puedes dejar profesionalmente a tu jefe con esta impresión. No hay nada malo en hacer que tu jefe camine sobre cáscaras de huevo.
Si eres realmente valioso, lucharán para que estés contento.