Recientemente se ha podido comprobar lo difícil que es desaparecer sin dejar ni rastro en Internet. Uno de los casos más sonados es el del español Mario Costeja González, que denunció (y venció) a Google frente a los tribunales europeos en Luxemburgo. Tras una larga lucha, consiguió entre otras cosas que se pusiera el foco en el derecho al olvido, y que muchas de las grandes compañías y corporaciones cambiaran el rumbo en sus políticas de negocio y empezaran a poner a disposición de los usuarios la capacidad de poder practicar el “Habeas data“.
En el caso concreto de Costeja, el epicentro de toda la polémica era una publicación del periódico digital La vanguardia, (que aún hoy puede ser vista), donde aparecía el propio afectado en una relación de subastas judiciales públicas causadas por diversos embargos.
La sentencia dictada por el tribunal de justicia europeo fue clara: El responsable directo del tratamiento de los datos personales era Google y debía proporcionar los medios, directa o indirectamente, para que los datos indexados a causa de terceros por su buscador pudieran ser eliminados. Dicho y hecho, Google se puso manos a la obra y recientemente publicó un formulario para poder ejercer el derecho al olvido de los ciudadanos.
La sentencia judicial no sólo alcanzaba al ámbito de aplicación de Google, sino a cualquier buscador que indexase información y no pudiera proporcionar los medios para gestionarla consecuentemente. Así que Microsoft no tardó en reaccionar y ya cuenta también con su propio formulario de retirada de resultados de búsquedas. Ahora, como aporte dentro de sus “webtools”, dispone de una herramienta que permite controlar cómo aparece una web en las búsquedas.
¿Y Facebook?
En este punto, en el que los principales buscadores han modificado su política, cambiemos de escenario. ¿Acaso no podríamos afirmar que darse de baja en una red social y eliminar los datos es practicar el derecho al olvido? Veamos un ejemplo con Facebook.
Si bien Facebook no impide a ningún usuario darse de baja, parece hacer uso de un concepto molesto, reconocido y documentado: Los “dark patterns”. Estos anti patrones de diseño engañan o desorientan al usuario para impedir que encuentre fácilmente las opciones deseadas. En el caso que nos ocupa, darse de baja en determinado servicio digital. Veamos con Facebook un ejemplo de cómo una tarea que tendría que ser sencilla, se transforma en más compleja de lo que debería.
Supongamos que una persona con perfil de usuario, sin mayores conocimientos informáticos, desea darse de baja permanentemente de la red social Facebook. Para ello, como es lógico, primero examina el entorno y piensa que esta posibilidad podría estar disponible en las opciones de configuración de su cuenta. Al llegar a la categoría “Seguridad”, detecta que hay un enlace denominado “Desactiva tu cuenta”.
Este enlace proporciona un formulario para desactivar la cuenta y se advierte que cierta información aún será accesible para ciertas personas. Siendo el único enlace “visible” cercano en concepto a la “baja” de la cuenta, podría dar pie al equívoco de pensar que, desactivando la cuenta, la información personal de un usuario se elimina de alguna manera.
Pero lo cierto es que no es así. Desactivar la cuenta es siempre temporal, y Facebook permite que el usuario pueda volver a iniciar sesión con su usuario y clave, y activar de nuevo la cuenta. Incluso si no fuera así, Facebook sigue manteniendo los datos personales.
En realidad este no es el camino. Pensándolo bien, “desactivar”, no es dar de baja. Si de verdad se quiere eliminar la cuenta de la red, adelantamos que el entorno visual de Facebook no proporciona un enlace directo para eliminar una cuenta definitivamente. ¿Cuál sería el siguiente paso lógico a dar?
Si el usuario acude a las opciones de ayuda disponibles en el entorno, debe tener cuidado. El patrón de búsqueda debe ser muy claro y no valdrán las palabras “darse de baja”, sino que por ejemplo será la “eliminación de la cuenta” la consulta que podrá ofrecerle las instrucciones para conseguirlo. Una dificultad añadida parece que de forma artificial.
Incluso así, mediante la frase de búsqueda “eliminación de cuenta”, Facebook proporciona el enlace “¿Cuál es la diferencia entre “desactivar” y “eliminar” mi cuenta?”. Y a través de este enlace de ayuda, por fin se consigue acceder a la página de eliminación de cuenta de Facebook de forma permanente.
Aun así, hay que tener en cuenta que Facebook establece dentro de sus términos de uso que no serán eliminados las conversaciones realizadas por el chat y otra información relevante. Aunque corresponde a cada usuario la responsabilidad de leerlos y aceptarlos, la mayoría puede que no sean conscientes.
¿Cómo obtener ayuda a la hora de borrar rastros en Internet?
Con el fin de que los usuarios pudieran disponer de más información respecto de las posibilidades de practicar su derecho al olvido, se crearon algunos servicios para borrar rastros personales en internet.
Este servicio permite obtener información de lo fácil, difícil o imposible que puede resultar eliminar la información de, por ejemplo, los sitios más populares de internet.
Además, proporciona entre otras funcionalidades, las siguientes:
- Fake identity generator: la capacidad de generar una identidad falsa (utilizada para enviar datos falsos en procesos de baja de determinados servicios digitales).
- Submit a site: permite reportar sitios web y la dificultad para practicar el derecho al olvido en ellos, lo que permite generar una base de datos de conocimiento muy útil para aquellas otras personas que estén pensando en darse de alta en algún determinado sitio y desconfíen de voluntad de eliminar todo rastro digital cuando se solicite.
- Chrome Extension “Where to delete an account”: extensión gratuita para Chrome, que permite identificar rápidamente el nivel de compromiso de un sitio web respecto a la capacidad de eliminar todo dato personal de un usuario.